Atemporal, sostenible y contemporánea. Conoce los detalles de la nueva colección de Denisse Kuri, presentada en MBFMx Puebla.
La nueva colección de Denisse Kuri vino de los árboles. Los cinturones, piezas sobresalientes, están hechos en jonote, la fibra de Cuetzalán, en Puebla, que los artesanos toman del árbol con ese nombre; también los tops están hechos de este tejido. Y la seda, que al tacto parecía deshacerse entre los dedos, proviene de San Miguel Cajonos, Oaxaca, donde se realiza la crianza de los gusanos y el hilado de este material.
Su título antecede a la descripción: “Del blanco y negro al color…” es para la diseñadora poblana una nueva ventana hacia la consciencia en la producción de diseño. En un blanco más cercano al hueso y negros con acento en los detalles bordados, como el chaleco Iztac que fue tejido a mano en telar de cintura por artesanas indígenas de Cancuc, Chiapas.
Sin temporada, acaso con una vaga referencia a las colecciones crucero, Denisse Kuri propone prendas artesanales, 100% mexicanas, que tendrían a bien en posicionarse como nuevos clásicos. En esta categoría cabe el encanto del detallado chaleco Costli, también tejido en telar de cintura en manos de las artesanas de San Pablito Pahuatlán, Puebla.
La guayabera Chalchihuitl representa bien uno de los atributos del mejor diseño contemporáneo: la prolongación de las técnicas tradicionales mediante un nuevo trazo, alargado y suntuoso, sin resistirse a la alegría de una; estamos ante una prenda que habla sobre su casa —el lino y el bordado está hecho en seda, tejido a mano por las artesanas de Naupan, Puebla— y lo hace con una perspectiva novedosa para el mercado global.
Sobre la colección, Denisse Kuri, quien tiene más de 10 años creciendo su marca homónima, ensaya unas notas que hablan con ilusión sobre este país, así sea desde las prendas: