Como es emblemático en Cancino, esta colección nace de México, del patronaje tradicional y cuadrático que resuelve la construcción con rectángulos y cuadrados, pero con los aderezos que le otorgó su traumático encuentro con Occidente.
La cuarta colección de Francisco Cancino, “La domesticación del fuego” es el cierre de un recorrido por los elementos de la Tierra: el agua que limpia, la tierra como origen, el aire límpido y el fuego como renacimiento.
El fuego, como concepto, es una fuerza natural que transforma, que es dual porque anuncia el fin de una etapa y el inicio del porvenir. Así, este desfile es una ceremonia de fuego nuevo, con la que la marca abre un nuevo capítulo donde sus influencias e inspiraciones toman nuevos significados, la raíz mexicana de cada diseño se aferra a la identidad y la propia construcción de las piezas evoluciona. Se trata de una propuesta que se basa en lo arquitectónico, con trazos geométricos, plisados con estructuras y cortes rectos. Es reconocible a primera vista, los detalles y los volúmenes que la marca ha sellado como su estilo inconfundible están en sintonía con nuevas siluetas que dialogan con el cuerpo y los toques geométricos.
Sin embargo, abraza una paleta de colores intensa, distinta, desde rojos y naranjas, hasta violetas y neutros como complemento, una metáfora de una hoguera que comienza con incipientes destellos, una etapa devoradora y termina en susurros hechos cenizas. Francisco Cancino, director creativo de la marca, ha hecho de esta pasarela, el cierre (¿o acaso el inicio?) de su concepto creativo para esta temporada: un nuevo comienzo. La colección se presentó en la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey, Nuevo León.